Trabajos de Prehistoria 80 (2)
julio-diciembre 2023, e18
ISSN: 0082-5638, eISSN: 1988-3218, ISSN-L: 0082-5638
https://doi.org/10.3989/tp.2023.12332

Aproximación a la organización social de los asentamientos polinucleares del Bronce Final y del Hierro Antiguo en el sureste de Iberia (ss. IX-VI a. n. e.)

An approach to the social organisation of Late Bronze Age and Early Iron Age polynuclear settlements in south-eastern Iberia (9th-6th centuries BCE)

Ignasi Grau Mira

Instituto Universitario de Investigación en Arqueología y Patrimonio Histórico INAPH, Universitat d’Alacant

https://orcid.org/0000-0001-8470-6315

ignacio.grau@ua.es

Raquel San Quirico García

Instituto Universitario de Investigación en Arqueología y Patrimonio Histórico INAPH, Universitat d’Alacant

https://orcid.org/0000-0001-6505-485X

raquel.sanquirico@ua.es

Resumen

Este artículo tiene como objetivo presentar una nueva propuesta sobre la estructura social de las comunidades del sureste peninsular durante el periodo de tránsito del Bronce Final y el Hierro Antiguo. A partir del análisis de los patrones de asentamiento y la organización doméstica del espacio de una serie de enclaves, como El Castellar de Librilla (Murcia), La Peña Negra (Alacant), La Sierra de Santa Ana (Murcia) y El Tossal del Morquí (València), describimos un poblamiento inorgánico y descentralizado, que explicamos por una organización social basada en el parentesco bilateral y una estructuración política de tipo heterárquico. Esta nueva propuesta difiere de los modelos de sociedades gentilicias basados en la servidumbre clientelar, que han sido la principal forma de entender las sociedades ibéricas durante los últimos años.

Palabras clave:
asentamientos polinucleares; Edad del Hierro Antigua; organización social; sureste de la península ibérica; arqueología del parentesco.
Abstract

The aim of this article is to present a new proposal concerning the social structure of south-eastern Iberian communities during the Late Bronze Age and the Early Iron Age. Based on the analysis of settlement patterns and the domestic spatial organisation in a series of enclaves, such as El Castellar de Librilla (Murcia), La Peña Negra (Alacant), La Sierra de Santa Ana (Murcia) and El Tossal del Morquí (València), we describe an inorganic and decentralised population pattern, which can be explained by a social organisation based on bilateral kinship and a heterarchical political structure. This new proposal differs from the models of gentile societies based on patron-client relationships, which have been the main way of understanding Iberian Iron Age societies in recent years.

Keywords:
polynuclear settlements; Early Iron Age; social organization; south-eastern Iberian Peninsula; kinship archaeology.

Enviado: 08/06/2023. Aceptado: 02/10/2023. Publicado online: 24/11/2023

Cómo citar este artículo/Citation: Grau Mira, I. y San Quirico García, R. (2023). “Aproximación a la organización social de los asentamientos polinucleares del Bronce Final y del Hierro Antiguo en el sureste de Iberia (ss. IX-VI a. n. e.)”. Trabajos de Prehistoria, 80 (2): e18. DOI: https://doi.org/10.3989/tp.2023.12332

CONTENIDO

1. INTRODUCCIÓN: ESTRUCTURAS DE LOS ASENTAMIENTOS Y MODELOS SOCIALES

El estudio sobre la organización de las estructuras sociopolíticas en las comunidades que habitaron la franja mediterránea de la península ibérica durante el primer milenio a. n. e. se encuentra en un interesante y continuo debate. Desde la década de 1990, contamos con la sólida propuesta de A. Ruiz y M. Molinos (1993, p. 264 y ss.)Ruiz Rodríguez, A. y Molinos Molinos, M. (1993). Los iberos. Análisis arqueológico de un proceso histórico. Barcelona: Crítica. que define un modelo basado en una sociedad gentilicia en la que el poder estaba en manos de una aristocracia que fomentó las relaciones de producción basadas en un modelo de servidumbre clientelar (Ruiz, 2008Ruiz Rodríguez, A. (2008). “Iberos”. En: Gracia, F. (Coord.). De Iberia a Hispania. Barcelona: Ariel, pp. 734-844.; Ruiz et al., 2011Ruiz Rodríguez, A., Rísquez Cuenca, C. y Molinos, M. (2011). “Túmulos, linajes y clientes: la construcción del paisaje funerario aristocrático en el Sur de la península ibérica”. En: Naso, A. (Ed.). Tumuli e sepolture monumentali nella protostoria europea. Atti del convegno internazionale Celano, 21-24 settembre 2000. Mainz, pp. 261-276.). El príncipe ibero, situado en lo alto de la cúspide de la pirámide social, articulaba las relaciones económicas, políticas, sociales y simbólicas. La referencia a linajes y aristócratas principales sugiere un ordenamiento parental basado en agrupaciones unilineales, principalmente patrilineales, y muy jerárquicas, aunque sin descartar otras posibles fórmulas complementarias (Ruiz y Molinos, 2018Ruiz Rodríguez, A. y Molinos Molinos, M. (2018). “Genealogía, matrimonio y residencia en el proceso político de los iberos del Alto Guadalquivir”. En: Más allá de las casas. Cáceres: Servicio de Publicaciones Universidad de Extremadura, pp. 41-72.). El refrendo arqueológico a esta propuesta se encuentra en la organización del poblamiento, la estructura de los asentamientos y el ordenamiento de los espacios funerarios fundamentalmente de la Alta Andalucía, como la necrópolis de Baza (Granada) (Ruiz, 2000Ruiz Rodríguez, A. (2000). “El concepto de clientela en la sociedad de los príncipes”. En: Reunió sobre Economía en el Món Ibèric. Saguntvm-PLAV, Extra, pp. 11-20.; Ruiz y Molinos, 2007Ruiz Rodríguez, A. y Molinos Molinos, M. (2007). Iberos en Jaén. Jaén: CAAI.).

Durante años esta formulación, con algunos matices, ha sido la principal forma de entender las sociedades ibéricas, pero recientemente otras investigaciones sostienen que existen sensibles diferencias de organización política, social y económica entre las regiones de la península ibérica. En el caso de las sociedades del área oriental de Iberia había dificultades de encaje ante los distintos modelos de organización del territorio y la falta de evidencias de jerarquización tan notorias como las de otras zonas (Grau Mira, 2007, pp. 130-133Grau Mira, I. (2007). “Dinámica social, paisaje y teoría de la práctica. Propuestas sobre la evolución de la sociedad ibérica en el área central del oriente peninsular”. Trabajos de Prehistoria, 64 (2), pp. 119-142. DOI: https://doi.org/10.3989/tp.2007.v64.i2.112.). Y así, desde hace un tiempo se vienen proponiendo distintas formas de estructura social fundamentadas en modelos heterárquicos y basados en las sociedades de Casas (Vives-Ferrándiz, 2013Vives-Ferrándiz Sánchez, J. (2013). “Del espacio doméstico a la estructura social en un oppidum ibérico. Reflexiones a partir de la Bastida de Les Alcusses”. En: Gutiérrez Lloret, S. y Grau Mira, I. (Eds.). De la estructura doméstica al espacio social. Lecturas arqueológicas del uso social del espacio. Alacant: Universidad d’Alacant, pp. 95-110.; Grau y Vives-Ferrándiz, 2018Grau Mira, I. y Vives-Ferrándiz Sánchez, J. (2018). “Entre casas y comunidades: formas de organización y relación social en el área oriental de la península ibérica”. En: Rodríguez Díaz, A., Pavón Soldevila, I. y Duque Espino, D. M. (Eds.). Más allá de las casas. Cáceres: Servicio de Publicaciones Universidad de Extremadura, pp. 73-110.; Bonet et al., 2016Bonet Rosado, H., Grau Mira, I. y Vives-Ferrándiz Sánchez, J. (2016). “Estructura social y poder en las comunidades ibéricas de la franja central mediterránea”. En: Belarte, M. C., Garcia, D. y Sanmartí, J. (Eds.). Les estructures socials protohistòriques a la Gàl·lia i a Ibèria. Homenatge a Aurora Martín i Enriqueta Pons. VII Reunió Internacional d’Arqueologia de Calafell (Calafell, del 7 al 9 de març de 2013). Tarragona: Institut Català d’Arqueologia Clàssica, pp. 251-272.).

Buena parte de estas respuestas al modelo social del linaje clientelar se ha planteado desde la línea de investigación denominada Arqueología del grupo doméstico o Household Archaeology en su denominación anglosajona originaria, centrada en el estudio en profundidad de los grupos y espacios domésticos y su interconexión para configurar los asentamientos y comunidades. Esta perspectiva ha puesto el foco en los análisis a escala reducida que permiten conocer de manera precisa cómo los grupos domésticos interactúan para constituir los diferentes grupos corporativos y definir, de ese modo, las relaciones de producción, consumo, intercambio y reproducción (Souvatzi, 2008Souvatzi, S. (2008). A Social Archaeology of Households in Neolithic Greece. An Anthropological Approach. Cambridge: Cambridge University Press.; Vives-Ferrándiz, 2013, p. 96Vives-Ferrándiz Sánchez, J. (2013). “Del espacio doméstico a la estructura social en un oppidum ibérico. Reflexiones a partir de la Bastida de Les Alcusses”. En: Gutiérrez Lloret, S. y Grau Mira, I. (Eds.). De la estructura doméstica al espacio social. Lecturas arqueológicas del uso social del espacio. Alacant: Universidad d’Alacant, pp. 95-110.; Grau Mira, 2013Grau Mira, I. (2013). “Unidad doméstica, linaje y comunidad: estructura social y su espacio en el mundo ibérico (ss. VI-I a.C.)”. En: Gutiérrez Lloret, S. y Grau Mira, I. (Coords.). De la estructura doméstica al espacio social. Lecturas arqueológicas del uso social del espacio. Alacant: Universitat d’Alacant, pp. 57-76.).

En el marco de las formas de habitar y volviendo al modelo de referencia del linaje clientelar, su definición se basó en los modelos urbanísticos más extendidos en el Alto Guadalquivir, donde los oppida presentan generalmente una estructura planificada y muy orgánica a partir de la cual se configuraron relaciones sociales muy jerárquicas de tipo aristocrático, como es el caso de Puente Tablas (Jaén), que traemos a colación por su relevancia. Aunque se conoce poco del asentamiento del Hierro Antiguo que ahora nos interesa, todo parece sugerir que desde inicios del siglo VI a. n. e. ya estaban diseñados los rasgos orgánicos que dieron forma al poblado en fases posteriores (Ruiz Rodríguez, 2018, pp. 207-208Ruiz Rodríguez, A. (2018). “La fortaleza de Els Vilars y el “oppidum” de Puente Tablas”. Revista d’arqueologia de Ponent, 28, pp. 207-218. DOI: https://doi.org/10.21001/rap.2018.28.12.). En ese periodo ya existía el palacio del príncipe aislado mediante un espacio de respeto de las manzanas rectilíneas articuladas para las viviendas de los clientes (Ruiz Rodríguez, 2018, p. 208Ruiz Rodríguez, A. (2018). “La fortaleza de Els Vilars y el “oppidum” de Puente Tablas”. Revista d’arqueologia de Ponent, 28, pp. 207-218. DOI: https://doi.org/10.21001/rap.2018.28.12.). Esta nueva configuración jerárquica disolvió las formas parentales superiores a la familia conyugal, que perdió autonomía a favor del aristócrata principal, quien sustrajo al resto de las unidades familiares el culto de sus antepasados y les impuso sus propios ancestros (Ruiz Rodríguez, 2000, p. 15Ruiz Rodríguez, A. (2000). “El concepto de clientela en la sociedad de los príncipes”. En: Reunió sobre Economía en el Món Ibèric. Saguntvm-PLAV, Extra, pp. 11-20.).

Sin embargo, las claras diferencias de las estructuras constructivas y habitacionales en diversas regiones y las trayectorias disímiles de los asentamientos desde el inicio del Hierro Antiguo permiten proponer la existencia de estructuras sociales diferentes en el amplio ámbito de Iberia. El propósito de este trabajo es precisamente señalar la existencia de modelos de hábitat completamente diferentes a los plenamente orgánicos que se relaciona con fórmulas de linajes clientelares. Y como consecuencia de estas diferencias, planteamos que debieron existir modelos sociales distintos a los propuestos para las áreas meridionales de Iberia.

La argumentación que aquí presentamos nos indica la existencia de una configuración de asentamientos conceptualmente muy diferentes y que señalarían estructuras y dinámicas sociales alternativas. Nos estamos refiriendo a los denominados asentamientos polinucleares recientemente descritos en sus características formales y su evolución cultural (Cutillas y Ros, 2020Cutillas Victoria, B. y Ros Sala, M. M. (2020). “Asentamientos polinucleares y resiliencia urbana entre el Bronce Final y la Edad del Hierro en el Sureste ibérico: nuevos datos a partir del Castellar de Librilla”. Complutum, 31 (1), pp. 71-96. DOI: https://doi.org/10.5209/cmpl.71650.). Se trata de un conjunto de poblados que se extienden por el sureste peninsular, desde el valle de Guadalentín hasta las zonas septentrionales del Prebético interno y que presentan desde finales del Bronce Final y hasta el Ibérico Antiguo, marco cronológico de ocupación que comparten todos ellos y que ahora nos interesa, una organización interna basada en sectores dispersos en el solar del poblado que, sin embargo, funcionan como un solo asentamiento. Por tanto, nos encontraríamos con una disposición diferente a la formada por una trama urbana compacta y ordenada, como el ejemplo de Puente Tablas mencionado con anterioridad y otros casos similares.

Nuestro propósito es relacionar esta configuración polinuclear de los asentamientos con un esquema de organización social basado en el parentesco bilateral y formas de estructuración política de tipo heterárquico (Vives-Ferrándiz, 2013Vives-Ferrándiz Sánchez, J. (2013). “Del espacio doméstico a la estructura social en un oppidum ibérico. Reflexiones a partir de la Bastida de Les Alcusses”. En: Gutiérrez Lloret, S. y Grau Mira, I. (Eds.). De la estructura doméstica al espacio social. Lecturas arqueológicas del uso social del espacio. Alacant: Universidad d’Alacant, pp. 95-110.; Grau Mira, 2013Grau Mira, I. (2013). “Unidad doméstica, linaje y comunidad: estructura social y su espacio en el mundo ibérico (ss. VI-I a.C.)”. En: Gutiérrez Lloret, S. y Grau Mira, I. (Coords.). De la estructura doméstica al espacio social. Lecturas arqueológicas del uso social del espacio. Alacant: Universitat d’Alacant, pp. 57-76.; Ruiz-Gálvez, 2018Ruiz-Gálvez Priego, M. (2018). “¿Sociedad de clase o… «Sociedad de Casa»? Reflexiones sobre la estructura social de los pueblos de la edad del hierro en la Península Ibérica”. En: Rodríguez Díaz, A., Pavón Soldevila, I. y Duque Espino, D. M. (Eds.). Más allá de las casas. Cáceres: Servicio de Publicaciones Universidad de Extremadura, pp. 13-40.). Este esquema organizativo, formado por unidades corporativas en parte jerarquizadas, pero mucho más flexibles que las propuestas para los linajes clientelares del sur peninsular, encajaría con la planificación polinuclear de los asentamientos a estudiar, estructurados en diferentes sectores. Estos grupos corporativos, que responderían a unos patrones interculturales de organización del parentesco concretos, se encontrarían en continua competencia política. El poder no residiría en una sola persona o familia, sino en diferentes unidades sociales, desarrollando así un modelo de carácter descentralizado. La heterarquía no implica igualdad o ausencia de poder, sino diferentes nodos y estrategias políticas maleables (González Ruibal y Ruiz-Gálvez, 2016, p. 389González Ruibal, A. y Ruiz-Gálvez Priego, M. (2016). “House Societies in the Ancient Mediterranean (2000-500 BC). Journal of World Prehistory, 29 (4), pp. 383-437. DOI: https://doi.org/10.1007/s10963-016-9098-8.; Bonet et al., 2016, p. 253Bonet Rosado, H., Grau Mira, I. y Vives-Ferrándiz Sánchez, J. (2016). “Estructura social y poder en las comunidades ibéricas de la franja central mediterránea”. En: Belarte, M. C., Garcia, D. y Sanmartí, J. (Eds.). Les estructures socials protohistòriques a la Gàl·lia i a Ibèria. Homenatge a Aurora Martín i Enriqueta Pons. VII Reunió Internacional d’Arqueologia de Calafell (Calafell, del 7 al 9 de març de 2013). Tarragona: Institut Català d’Arqueologia Clàssica, pp. 251-272.). Como veremos, este modelo heterárquico, mucho más flexible, es el que ordenaría la estructura polinuclear de estos asentamientos.

2. ASENTAMIENTOS POLINUCLEARES DEL SURESTE PENINSULAR: UNA ORIGINAL FORMA DE POBLAR

Los enclaves objeto de nuestra atención surgen hacia el siglo IX a. n. e. en diversas comarcas del sureste peninsular. En este momento se configuran una serie de nuevos asentamientos con unas características similares que supusieron la génesis de un modelo marcado por un patrón urbanístico disperso y con diversas concentraciones en un amplio solar. Las características arquitectónicas de todos estos asentamientos son similares y sus cambios más significativos se producen de forma sincrónica, de lo que se deduce un patrón regional que debió integrarse en redes de interconexión y compartió dinámicas sociales semejantes.

La cronología del Bronce Final previo a la colonización fenicia sugiere mutaciones de tipo endógeno, que, no obstante, se verían aceleradas por los contactos coloniales. Estas influencias mediterráneas favorecieron la transformación de las construcciones domésticas hacia formas rectangulares, con zócalos de piedra y alzados de arquitectura en tierra, desarrolladas fundamentalmente durante el siglo VII a. n. e., o la modificación de laderas mediante complejos sistemas de terrazas para la edificación de viviendas y otras estructuras. No obstante, otros rasgos apenas se dejaron sentir en estos poblados, como la ubicación dispersa de los caseríos, lo que impide lecturas unilineales de difusión cultural e indica más bien opciones complejas de adopciones selectivas.

La ubicación de estos centros no es aleatoria, se sitúan en zonas estratégicas para el control territorial y especialmente dominando vías de comunicación de relevancia para la conexión interregional, lo que favorecería el desarrollo de los intercambios. Además, presentan unas posibilidades económicas similares que favorecerían la intensificación agraria, principalmente por su situación en zonas feraces, cercanas a ramblas o vegas, como la del Segura o la del Guadalentín, así como de los aprovechamientos ganaderos y forestales de las zonas de monte cercanas a todos ellos (Ros, 1986-1987, pp. 78-79Ros Sala, M. M. (1986-1987). “El poblado de Santa Catalina del Monte: una aproximación a la urbanística del siglo VI a.C. en el ámbito territorial del eje Segura-Guadalentín”. Cuadernos de Prehistoria y Arqueología de la Universidad Autónoma de Madrid (CuPAUAM), pp. 77-88.).

Los asentamientos que queremos incluir en nuestro análisis son El Castellar de Librilla (Librilla, Murcia), La Peña Negra (Crevillent, Alacant), La Sierra de Santa Ana (Jumilla, Murcia) y El Tossal del Morquí (Terrateig-Llocnou de Sant Jeroni, València) (Fig. 1). La selección no es exhaustiva y otros enclaves podrían añadirse, pero nuestro propósito es poner el acento en la amplia difusión geográfica del modelo ya que replican una serie de pautas comunes que pueden inscribirse en una forma similar de organización social que se desarrolló en siglos posteriores. En nuestra opinión, futuros trabajos podrían incrementar la nómina de estos sitios o matizar algunas de las propuestas vertidas en estas líneas, aunque todo permite señalar que el modelo que se dibuja claramente se aparta de las estructuras sumamente orgánicas de otras zonas. A continuación, revisaremos brevemente la documentación de estos centros para pasar, seguidamente, a la dimensión analítica.

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Fig. 1. Localización de los principales asentamientos citados: El Tossal del Morquí, Sierra de Santa Ana, La Peña Negra, El Oral, La Fonteta, El Castellar de Librilla, Els Vilars, La Moleta del Remei y Puente Tablas.

2.1. El Castellar de Librilla

En el Valle del Guadalentín, adyacente a la rambla de Algeciras, se localiza El Castellar de Librilla (Fig. 2A), uno de los asentamientos más importantes para el análisis protohistórico de la depresión del Vera y el curso bajo del Segura. Junto con La Peña Negra son los mejor estudiados de este conjunto (Ros, 1989Ros Sala, M. M. (1989). Dinámica urbanística y cultura material del Hierro Antiguo en el valle del Guadalentín. Murcia: Colegio Oficial de Arquitectos de Murcia, Universidad de Murcia.; Cutillas y Ros, 2020Cutillas Victoria, B. y Ros Sala, M. M. (2020). “Asentamientos polinucleares y resiliencia urbana entre el Bronce Final y la Edad del Hierro en el Sureste ibérico: nuevos datos a partir del Castellar de Librilla”. Complutum, 31 (1), pp. 71-96. DOI: https://doi.org/10.5209/cmpl.71650.; Cutillas, 2020Cutillas Victoria, B. (2020). “Arquitecturas indígenas de la primera Edad el Hierro en el Sureste Ibérico: entre adaptación y adopción”. En: Aranda-Contamina, P., García-Magán, M., Sierra Sainz-Aja, A. y Tord Basterra, G. de (Eds.). Respuesta al cambio en la Prehistoria y el Mundo Antiguo. Zaragoza: Prensas de la Universidad de Zaragoza.) y ambos presentan un desarrollo urbanístico y socioeconómico muy similar. De hecho, este sitio ha servido para definir el modelo de estructura de hábitat polinuclear (Cutillas y Ros, 2020Cutillas Victoria, B. y Ros Sala, M. M. (2020). “Asentamientos polinucleares y resiliencia urbana entre el Bronce Final y la Edad del Hierro en el Sureste ibérico: nuevos datos a partir del Castellar de Librilla”. Complutum, 31 (1), pp. 71-96. DOI: https://doi.org/10.5209/cmpl.71650.) configurado por un agregado residencial disperso con varios sectores habitados en diferentes zonas de El Castellar y el inmediato Cabezo de la Fuente del Murtal (Cutillas y Ros, 2020Cutillas Victoria, B. y Ros Sala, M. M. (2020). “Asentamientos polinucleares y resiliencia urbana entre el Bronce Final y la Edad del Hierro en el Sureste ibérico: nuevos datos a partir del Castellar de Librilla”. Complutum, 31 (1), pp. 71-96. DOI: https://doi.org/10.5209/cmpl.71650.) que solo se comprende si se estudia de manera interconectada.

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Fig. 2. Asentamientos polinucleares analizados. A: El Castellar de Librilla (a partir de Cutillas y Ros, 2020, fig. 6Cutillas Victoria, B. y Ros Sala, M. M. (2020). “Asentamientos polinucleares y resiliencia urbana entre el Bronce Final y la Edad del Hierro en el Sureste ibérico: nuevos datos a partir del Castellar de Librilla”. Complutum, 31 (1), pp. 71-96. DOI: https://doi.org/10.5209/cmpl.71650.); B: La Peña Negra (a partir de Lorrio et al., 2020, fig. 1ALorrio Alvarado, J., Pernas García, S., Trelis Martí, J., Tejerina, D. y Olmedo, G. (2020). “Peña Negra (Crevillent, Alicante): La ciudad orientalizante de Herna y su territorio”. En: Celestino Pérez, S. y Rodríguez González, E. (Coords.). Un viaje entre el Oriente y el Occidente del Mediterráneo: IX Congreso Internacional de Estudios Fenicios y Púnicos, 22-6 de octubre de 2018, Mérida (Extremadura, España). Mérida: Instituto de Arqueología de Mérida, pp. 521-540.); C: La Sierra de Santa Ana (a partir de Cutillas y Ros, 2020, fig. 2CCutillas Victoria, B. y Ros Sala, M. M. (2020). “Asentamientos polinucleares y resiliencia urbana entre el Bronce Final y la Edad del Hierro en el Sureste ibérico: nuevos datos a partir del Castellar de Librilla”. Complutum, 31 (1), pp. 71-96. DOI: https://doi.org/10.5209/cmpl.71650.); D: El Tossal del Morquí (a partir de Grau et al., 2018, fig. 2Grau Mira, I., Cloquell Estevan, S. y Roselló Sendra, P. (2018). “El conjunt arqueològic del Tossal del Morquí: Aportacions al coneixement de la Protohistoria (s. IX al III a.n.e.) a les comarques centrals valencianes”. Archivo de Prehistoria Levantina, 32, pp. 81-103.).

Se han localizado diversos sectores habitados desde el Bronce Final, hacia el siglo IX a. n. e., que fueron transformándose durante los siglos VII y VI a. n. e., cuando varios sectores se abandonaron y el poblamiento quedó más concentrado. El sector I, uno de los iniciales, fue excavado durante los años 80 (Ros, 1989Ros Sala, M. M. (1989). Dinámica urbanística y cultura material del Hierro Antiguo en el valle del Guadalentín. Murcia: Colegio Oficial de Arquitectos de Murcia, Universidad de Murcia.) y ofrece una dilatada ocupación desde los inicios señalados hasta época ibérica plena. A esta zona hay que añadir los sectores 12, 13 y 14, que forman tres cimas amesetadas en las que se han localizado materiales que corresponden a las fases iniciales del Bronce Final y que continúan durante los siglos VIII-VII y VI a. n. e. En las laderas que unen estas mesetas también se han identificado terrazas y estructuras adaptadas a la orografía del terreno en las zonas más escarpadas. El último sector que presenta población desde el Bronce Final es el 16, lo que demuestra una ocupación inicial en diversas áreas diferenciadas (Cutillas y Ros, 2020Cutillas Victoria, B. y Ros Sala, M. M. (2020). “Asentamientos polinucleares y resiliencia urbana entre el Bronce Final y la Edad del Hierro en el Sureste ibérico: nuevos datos a partir del Castellar de Librilla”. Complutum, 31 (1), pp. 71-96. DOI: https://doi.org/10.5209/cmpl.71650.).

Durante el Hierro Antiguo, a mediados del siglo VII a. n. e., se llevó a cabo una remodelación que contempló el aterrazamiento de las laderas para adecuarlas a la construcción de estructuras habitacionales, remodelación de las calles, la construcción de viviendas más amplias y la erección de lienzos de muralla. Esta remodelación coincide con las transformaciones en otros asentamientos de la región como La Peña Negra, Santa Catalina del Monte o el asentamiento fenicio de La Fonteta (Guardamar del Segura, Alacant), lo que conectaría las dinámicas de estos sitios en lo que se ha interpretado como un proceso de incremento demográfico (Cutillas, 2020Cutillas Victoria, B. (2020). “Arquitecturas indígenas de la primera Edad el Hierro en el Sureste Ibérico: entre adaptación y adopción”. En: Aranda-Contamina, P., García-Magán, M., Sierra Sainz-Aja, A. y Tord Basterra, G. de (Eds.). Respuesta al cambio en la Prehistoria y el Mundo Antiguo. Zaragoza: Prensas de la Universidad de Zaragoza.). La fase expansiva continuó en la primera mitad del siglo VI a. n. e. cuando se produjo la ampliación del hábitat al otro lado de la rambla de Algeciras con la construcción de la fortificación de El Cabezo de la Fuente del Murtal (Cutillas y Ros, 2020, pp. 77-78Cutillas Victoria, B. y Ros Sala, M. M. (2020). “Asentamientos polinucleares y resiliencia urbana entre el Bronce Final y la Edad del Hierro en el Sureste ibérico: nuevos datos a partir del Castellar de Librilla”. Complutum, 31 (1), pp. 71-96. DOI: https://doi.org/10.5209/cmpl.71650.).

A partir de mediados del siglo VI a. n. e. varios de los sectores ‒12, 13, 14 y 16– fueron abandonados y poco a poco el poblamiento quedó reducido al núcleo ibérico formado por el área circundante a los sectores 1, 2 y 3, donde se localiza una muralla asociada al Ibérico Pleno (Cutillas y Ros, 2020Cutillas Victoria, B. y Ros Sala, M. M. (2020). “Asentamientos polinucleares y resiliencia urbana entre el Bronce Final y la Edad del Hierro en el Sureste ibérico: nuevos datos a partir del Castellar de Librilla”. Complutum, 31 (1), pp. 71-96. DOI: https://doi.org/10.5209/cmpl.71650.).

En resumen, la extensa área de ocupación de El Castellar de Librilla y de El Cabezo de la Fuente del Murtal desarrolló diferentes zonas de ocupación espaciadas pero que no se entenderían de manera desligada, constituyendo así un asentamiento con varios agregados de población. Este desarrollo iniciado en el Bronce Final es especialmente notable en los momentos del Hierro Antiguo, coincidiendo con las dinámicas expansivas derivadas de las relaciones con el ámbito colonial.

2.2. La Peña Negra

El asentamiento de La Peña Negra, al igual que el resto de asentamientos se emplaza sobre un cerro de relieve quebrado, con rellanos aplanados y laderas más acusadas cruzadas por cárcavas que dividen el espacio en diversos sectores habitados (Fig. 2B). Su ocupación muestra una dinámica muy semejante, con su inicio a mediados del siglo IX a. n. e., durante el Bronce Final, e importantes transformaciones en el Hierro Antiguo hasta su abandono durante la segunda mitad del siglo VI a. n. e. Los investigadores han establecido, grosso modo, tres fases: Peña Negra I, que abarcaría desde mediados del siglo IX a. n. e. hasta fines del siglo VIII a. n. e.; Peña Negra IIA, continuación de la anterior y hasta fines del siglo VII a. n. e., momento en que se produjo una reforma urbanística de hondo calado con el aterrazamiento de las laderas del cerro, y Peña Negra IIB que concluye con el abandono del asentamiento a inicios del siglo VI a. n. e. Esta última fase es la más conocida, gracias a los trabajos de excavación y restauración realizados en los últimos años (González Prats, 1983González Prats, A. (1983). Estudio arqueológico del poblamiento antiguo de la sierra de Crevillente (Alicante). Anejo I de la Revista Lvcentvm. Alacant: Universitat d’Alacant.; Lorrio et al., 2020Lorrio Alvarado, J., Pernas García, S., Trelis Martí, J., Tejerina, D. y Olmedo, G. (2020). “Peña Negra (Crevillent, Alicante): La ciudad orientalizante de Herna y su territorio”. En: Celestino Pérez, S. y Rodríguez González, E. (Coords.). Un viaje entre el Oriente y el Occidente del Mediterráneo: IX Congreso Internacional de Estudios Fenicios y Púnicos, 22-6 de octubre de 2018, Mérida (Extremadura, España). Mérida: Instituto de Arqueología de Mérida, pp. 521-540.).

Durante la primera fase, el asentamiento se caracterizó por la construcción de cabañas circulares de manera sincrónica en varios sectores –IA, IB, II, III, VII–. A medida que avanzó esta primera fase, las casas se fueron alargando, formando construcciones aproximadamente rectangulares. Un ejemplo de ello es el gran edificio de la segunda mitad del siglo VIII a. n. e. localizado en el sector IIE dedicado a la transformación y producción de metales (González Prats, 1992González Prats, A. (1992). “El proceso de formación de los pueblos ibéricos en el Sureste y Levante de la Península Ibérica”. Complutum, 2-3, pp. 137-150.), pues en su interior se localizaron hasta 400 moldes destinados a la producción de diversos artefactos metálicos, principalmente agujas, lingotes de bronce; también se localizó lo que pudo ser un taller de piezas de marfil (Lorrio et al., 2020, p. 524Lorrio Alvarado, J., Pernas García, S., Trelis Martí, J., Tejerina, D. y Olmedo, G. (2020). “Peña Negra (Crevillent, Alicante): La ciudad orientalizante de Herna y su territorio”. En: Celestino Pérez, S. y Rodríguez González, E. (Coords.). Un viaje entre el Oriente y el Occidente del Mediterráneo: IX Congreso Internacional de Estudios Fenicios y Púnicos, 22-6 de octubre de 2018, Mérida (Extremadura, España). Mérida: Instituto de Arqueología de Mérida, pp. 521-540.).

A inicios del siglo VII a. n. e. y coincidiendo con el establecimiento del asentamiento fenicio de La Fonteta, el modelo urbanístico de Peña Negra experimentó una profunda transformación, de forma simultánea a otros sitios de la región como ya hemos citado. En esta segunda fase del poblado se construyeron grandes terrazas en las laderas del cerro lo que permitió la edificación de viviendas rectangulares con zócalo de piedra y alzados de adobe en todos los sectores donde anteriormente se habían localizado las cabañas circulares. En todos ellos las viviendas aparecen sin compartimentar y con un patrón de vivienda aislado (Moratalla, 2004Moratalla Jávega, J. (2004). Organización del territorio y modelos de poblamiento en la Contestania Ibérica. Tesis doctoral, Universitat d’Alacant. Accesible en: http://hdl.handle.net/10045/3751).

Este modelo de urbanismo incipiente se afianzó con otras remodelaciones desde finales del siglo VII a. n. e. y hasta el abandono del asentamiento a finales del siglo VI a. n. e. En el sector III, una loma elevada denominada acrópolis por sus excavadores, se documentó un edificio de tres departamentos entre los que se cuentan almacenes elevados dispuestos para contener toneles y ánforas de vino. Junto a esta construcción se localizaron plataformas circulares exentas destinadas al almacenamiento de grano. Por su parte, en el sector IIE las construcciones angulares se ampliaron con nuevos departamentos y en el sector IIW se documentan edificios tripartitos cuyas habitaciones funcionaban como despensa, estancia central y habitación con hogar respectivamente; también se documentó un aljibe asociado a la vivienda. En el sector VII se construyeron viviendas agregadas con muros corridos a las que se les adosaron estancias circulares que funcionarían como despensas. Por último, en el sector IB se documentó la reestructuración de una vivienda rectangular y la adición de áreas de trabajo abiertas cubiertas con porches (Lorrio et al., 2020, p. 524Lorrio Alvarado, J., Pernas García, S., Trelis Martí, J., Tejerina, D. y Olmedo, G. (2020). “Peña Negra (Crevillent, Alicante): La ciudad orientalizante de Herna y su territorio”. En: Celestino Pérez, S. y Rodríguez González, E. (Coords.). Un viaje entre el Oriente y el Occidente del Mediterráneo: IX Congreso Internacional de Estudios Fenicios y Púnicos, 22-6 de octubre de 2018, Mérida (Extremadura, España). Mérida: Instituto de Arqueología de Mérida, pp. 521-540.).

Tanto las viviendas del sector III como las del sector II ofrecen características similares en cuanto a complejidad y edificación de estructuras, y a pesar de sus diferencias formales no se reconoce una marcada desigualdad social o económica entre unas y otras. De la misma manera, los sectores VII y I presentan similitudes en sus estructuras funcionales, como bancos y hornos; también son semejantes los porches semicubiertos que funcionarían como áreas de producción multifuncional, donde, entre otras actividades se estarían transformando metales. Asimismo, están representadas en los distintos sectores la transformación de la madera o la actividad textil (Lorrio et al., 2020Lorrio Alvarado, J., Pernas García, S., Trelis Martí, J., Tejerina, D. y Olmedo, G. (2020). “Peña Negra (Crevillent, Alicante): La ciudad orientalizante de Herna y su territorio”. En: Celestino Pérez, S. y Rodríguez González, E. (Coords.). Un viaje entre el Oriente y el Occidente del Mediterráneo: IX Congreso Internacional de Estudios Fenicios y Púnicos, 22-6 de octubre de 2018, Mérida (Extremadura, España). Mérida: Instituto de Arqueología de Mérida, pp. 521-540.).

2.3. La Sierra de Santa Ana

Dominando el altiplano de Jumilla, uno de los corredores principales que conecta los territorios del sudeste entre los valles del Segura y el Vinalopó, se encuentra el denominado complejo habitacional de La Sierra de Santa Ana (Fig. 2C) (Cutillas y Ros, 2020, p. 74Cutillas Victoria, B. y Ros Sala, M. M. (2020). “Asentamientos polinucleares y resiliencia urbana entre el Bronce Final y la Edad del Hierro en el Sureste ibérico: nuevos datos a partir del Castellar de Librilla”. Complutum, 31 (1), pp. 71-96. DOI: https://doi.org/10.5209/cmpl.71650.). De nuevo, se trata de un amplio núcleo de poblamiento en varios sectores diferenciados. En los focos del Sitio del Maestre, Coimbra de la Buitrera y Coimbra del Barranco Ancho se han localizado áreas habitadas correspondientes al Bronce Final/ Hierro Antiguo (Cutillas y Ros, 2020Cutillas Victoria, B. y Ros Sala, M. M. (2020). “Asentamientos polinucleares y resiliencia urbana entre el Bronce Final y la Edad del Hierro en el Sureste ibérico: nuevos datos a partir del Castellar de Librilla”. Complutum, 31 (1), pp. 71-96. DOI: https://doi.org/10.5209/cmpl.71650.; Cutillas y Hernández, 2022Cutillas Victoria, B. y Hernández Carrión, E. (2022). “La necrópolis del Bronce Final/ Hierro Antiguo del Collado y Pinar de Santa Ana (Jumilla, Murcia): un largo recorrido historiográfico desde finales del siglo XVIII”. En: Rísquez Cuenca, C., Rueda Galán, C. y Herranz Sánchez, A. (Coords.). El reflejo del poder en la muerte. La cámara sepulcral de Toya. Jaén: Universidad de Jaén, pp. 399-420.) que se completarían con la necrópolis del Collado y Pinar de Santa Ana, asociada al Sitio del Maestre. Este espacio funerario está formado por varias estructuras tumulares con una cronología que se encuadra entre fines del siglo VIII y los inicios del siglo VII a. n. e. (Hernández, 1999Hernández Carrión, E. (1999). “Excavaciones en el Collado y Pinar de Santa Ana (Jumilla, Murcia): Campaña de 1993”. En: Lechuga Galindo, M. y Sánchez González, M. B.Quintas Jornadas de Arqueología Regional: 9-12 mayo 1994. Serie Memorias de Arqueología de la Región de Murcia, 8. Murcia: Editora Regional de Murcia.; Hernández y Gil, 2001-2002Hernández Carrión, E. y Gil González, F. (2001-2002). “Encachados tumulares del Bronce Final/Hierro Antiguo en la necrópolis del Collado y Pinar de Santa Ana (Jumilla, Murcia)”. Anales de Prehistoria y Arqueología, 17-18, pp. 73-94.),

En El Sitio del Maestre, en la ladera noroeste de la Sierra de Santa Ana, se localizaron materiales del Bronce Final, como cerámica a mano, un hacha de cubo y un plato de cerámica gris bruñida, junto con otros adscritos al Hierro Antiguo, como la cerámica gris a torno (Molina y Molina, 1991Molina Grande, M. C. y Molina García, J. (1991). Carta Arqueológica de Jumilla: addenda 1973-1990. Murcia: Real Academia Alfonso X El Sabio.; Simón et al., 1999Simón García, J. L., Hernández Carrión, E. y Gil González, F. (1999). La metalurgia en el altiplano de Jumilla-Yecla: prehistoria y protohistoria. Murcia: Caja de Ahorros del Mediterráneo.; Cutillas y Hernández, 2022Cutillas Victoria, B. y Hernández Carrión, E. (2022). “La necrópolis del Bronce Final/ Hierro Antiguo del Collado y Pinar de Santa Ana (Jumilla, Murcia): un largo recorrido historiográfico desde finales del siglo XVIII”. En: Rísquez Cuenca, C., Rueda Galán, C. y Herranz Sánchez, A. (Coords.). El reflejo del poder en la muerte. La cámara sepulcral de Toya. Jaén: Universidad de Jaén, pp. 399-420.). Elementos de esa misma cronología se identificaron bajo la necrópolis ibérica plena de El Poblado (Ros, 1990Ros Sala, M. M. (1990). “Datos para una definición del Bronce Final Pleno en el Altiplano Yecla-Jumilla: las cazuelas carenadas de Coimbra del Barranco Ancho, Jumilla”. Trabajos de Prehistoria, 47 (1), pp. 351-362. DOI: https://doi.org/10.3989/tp.1990.v47.i0.580). Aunque carecemos de datos contextuales, todo sugiere que procederían del área donde actualmente se ubica el asentamiento ibérico de Coimbra del Barranco Ancho (Cutillas y Hernández, 2022Cutillas Victoria, B. y Hernández Carrión, E. (2022). “La necrópolis del Bronce Final/ Hierro Antiguo del Collado y Pinar de Santa Ana (Jumilla, Murcia): un largo recorrido historiográfico desde finales del siglo XVIII”. En: Rísquez Cuenca, C., Rueda Galán, C. y Herranz Sánchez, A. (Coords.). El reflejo del poder en la muerte. La cámara sepulcral de Toya. Jaén: Universidad de Jaén, pp. 399-420.). Por último, hacia el suroeste de la Sierra de Santa Ana, fue localizado en los años 90 un área de hábitat fortificada cuyos materiales, cerámica a mano y núcleos de sílex y cuarcita, también se datan en los inicios del primer milenio (Molina y Molina, 1991Molina Grande, M. C. y Molina García, J. (1991). Carta Arqueológica de Jumilla: addenda 1973-1990. Murcia: Real Academia Alfonso X El Sabio.; Ramos, 2018Ramos Martínez, F. (2018). “Poblamiento ibérico en Jumilla a partir de los datos recogidos por D. Jerónimo Molina y las últimas investigaciones”. En: Gualda, R. M. y Hernández, E. (Coords.). El legado de Jerónimo Molina a la Arqueología. Murcia: Universidad de Murcia, pp. 21-53.; Cutillas y Hernández, 2022Cutillas Victoria, B. y Hernández Carrión, E. (2022). “La necrópolis del Bronce Final/ Hierro Antiguo del Collado y Pinar de Santa Ana (Jumilla, Murcia): un largo recorrido historiográfico desde finales del siglo XVIII”. En: Rísquez Cuenca, C., Rueda Galán, C. y Herranz Sánchez, A. (Coords.). El reflejo del poder en la muerte. La cámara sepulcral de Toya. Jaén: Universidad de Jaén, pp. 399-420.).

Con la información disponible, podemos concluir que existen evidencias de varias zonas ocupadas durante los primeros siglos del primer milenio a. n. e. en una disposición similar a los otros asentamientos descritos, es decir, una ordenación polinuclear y sincrónica de diferentes enclaves habitados muy próximos entre sí. Asimismo, la necrópolis de El Collado y Pinar sería el espacio funerario compartido por la comunidad que habitó este complejo enclave.

2.4. El Tossal del Morquí

El Tossal del Morquí es un amplio asentamiento que domina el estratégico paso del Coll del Llautó que une la comarca costera de La Safor con el interior de la Vall d’Albaida, al sur de la actual provincia de València. Los trabajos realizados, basados en prospecciones superficiales y sondeos arqueológicos, han permitido caracterizar un poblamiento disperso en torno a un solar de 40 ha y que ocupa distintas zonas de rellanos y laderas (Grau et al., 2018Grau Mira, I., Cloquell Estevan, S. y Roselló Sendra, P. (2018). “El conjunt arqueològic del Tossal del Morquí: Aportacions al coneixement de la Protohistoria (s. IX al III a.n.e.) a les comarques centrals valencianes”. Archivo de Prehistoria Levantina, 32, pp. 81-103.) de manera mimética a los otros sitios descritos (Fig. 2D). La información recabada nos indica que nos encontramos ante una ocupación dividida en 11 sectores que se extienden por unas 10,5 ha y con una cronología amplia, desde mediados del siglo IX a. n. e. hasta los inicios del siglo II a. n. e.

La zona que corresponde a las fases iniciales que ahora nos interesan, se concentra en los sectores de la cima y las laderas superiores del cerro. Allí se documentan cerámicas a mano propias del Bronce Final y cerámica a torno fenicia del Hierro Antiguo, momento en que se intensificaría el poblamiento (Grau et al., 2018, pp. 97-98Grau Mira, I., Cloquell Estevan, S. y Roselló Sendra, P. (2018). “El conjunt arqueològic del Tossal del Morquí: Aportacions al coneixement de la Protohistoria (s. IX al III a.n.e.) a les comarques centrals valencianes”. Archivo de Prehistoria Levantina, 32, pp. 81-103.). Las vertientes elevadas fueron aterrazadas para el acondicionamiento del terreno y en ellas se edificaron viviendas cuadrangulares aisladas de dimensiones modestas que se diseminaron por las vertientes. Las áreas de hábitat se acompañan por dos espacios funerarios, localizados tanto en el sector 9 como en el sector 11, en ambos extremos norte y sur del cerro, donde fueron localizados sendos túmulos funerarios de grandes dimensiones datados en los siglos IX-VIII a. n. e. (Grau et al., 2018, pp. 94-96Grau Mira, I., Cloquell Estevan, S. y Roselló Sendra, P. (2018). “El conjunt arqueològic del Tossal del Morquí: Aportacions al coneixement de la Protohistoria (s. IX al III a.n.e.) a les comarques centrals valencianes”. Archivo de Prehistoria Levantina, 32, pp. 81-103.). De nuevo observamos cómo la disposición no es densa ni ordenada en torno a un urbanismo abigarrado en ladera, como en otros ejemplos posteriores de la región, sino que se van creando sectores dispersos en las distintas zonas del Tossal a modo de barrios en un agregado discontinuo y con límites naturales precisos.

3. VIVIENDAS Y BARRIOS A LA LUZ DE LA ESTRUCTURA DOMÉSTICA Y DE PARENTESCO: LA PLURALIDAD DE UNIDADES SOCIALES

A partir de la documentación disponible podemos reconocer los esquemas constructivos que se repiten para aproximarnos a las lógicas sociales que modelaron las tramas urbanas observadas. Para ello nos centraremos en dos escalas de observación claramente definidas. Por una parte, la de las propias viviendas, como residencias de grupos domésticos básicos que se unen para constituir las concentraciones. Por otra, la agregación de viviendas para formar barrios que se intercalan entre áreas abruptas que dividen el espacio.

3.1. Las agregaciones de unidades domésticas

Aunque se trata de asentamientos escarpados, contaban con mucho espacio para edificios. Su topografía accidentada condicionaba su diseño, pero no lo restringía especialmente y, por lo tanto, son adecuados para un análisis de las relaciones de los espacios desde la perspectiva del parentesco (Ensor, 2021, p. 134Ensor, B. E. (2021). The Not Very Patrilocal European Neolithic. Strontium, aDNA, and Archaeological Kinship Analyses. Oxford: Archaeopress Archaeology.). Así, podemos contrastar los patrones de estructuración de viviendas con una serie de indicadores transculturales para rastrear las fluctuaciones de los ciclos domésticos y las prácticas de parentesco (Ensor, 2013aEnsor, B. E. (2013a). The Archaeology of Kinship: Advancing Interpretation and Contributions to Theory. Arizona: The University of Arizona Press., 2021Ensor, B. E. (2021). The Not Very Patrilocal European Neolithic. Strontium, aDNA, and Archaeological Kinship Analyses. Oxford: Archaeopress Archaeology.; Souvatzi, 2008Souvatzi, S. (2008). A Social Archaeology of Households in Neolithic Greece. An Anthropological Approach. Cambridge: Cambridge University Press., 2017Souvatzi, S. (2017). “Kinship and Social Archaeology”. Cross-Cultural Research, 51 (2), pp. 172-195. DOI: https://doi.org/10.1177/1069397117691028). Para este propósito nos centraremos en la unidad doméstica, el concepto anglosajón de household entendido como la unidad social elemental basada en prácticas de cooperación trazables a partir del registro arqueológico (Harris, 1979Harris, M. (1979). Cultural Materialism: The Struggle for a Science of Culture. New York: Random House.; Wilk y Rathje, 1982Wilk, R. R. y Rathje, W. L. (1982). “Household Archaeology”. American Behavioral Scientist, 25 (6), pp. 617-639. DOI: https://doi.org/10.1177/000276482025006003; Souvatzi, 2008Souvatzi, S. (2008). A Social Archaeology of Households in Neolithic Greece. An Anthropological Approach. Cambridge: Cambridge University Press.). La variedad de tipos de unidades domésticas y sus modificaciones, concebidas como etapas en su ciclo doméstico, pueden desenredarse en términos de arreglos de parentesco a partir de la información espacial y contextual (Grau y Vives-Ferrándiz, 2018Grau Mira, I. y Vives-Ferrándiz Sánchez, J. (2018). “Entre casas y comunidades: formas de organización y relación social en el área oriental de la península ibérica”. En: Rodríguez Díaz, A., Pavón Soldevila, I. y Duque Espino, D. M. (Eds.). Más allá de las casas. Cáceres: Servicio de Publicaciones Universidad de Extremadura, pp. 73-110.; Blanco y Grau, e. p.Blanco González, A. y Grau Mira, I. (en prensa). “Kinship Practices and House Societies: Socio-political Entanglements in the Iberian Iron Age (450-300 BC)”. En: Ensor, B. y Souvatzi, S. (Eds.). Prehistoric Kinship. Cambridge: Cambridge University Press.). En primer lugar, partimos de la consideración del tamaño de la vivienda como un indicador del grupo residencial y las prácticas de residencia posmarital. También observaremos la ordenación arquitectónica y el patrón que dibujan los barrios como indicador de la organización de la descendencia (Ensor, 2013aEnsor, B. E. (2013a). The Archaeology of Kinship: Advancing Interpretation and Contributions to Theory. Arizona: The University of Arizona Press., 2021Ensor, B. E. (2021). The Not Very Patrilocal European Neolithic. Strontium, aDNA, and Archaeological Kinship Analyses. Oxford: Archaeopress Archaeology.; Souvatzi, 2017Souvatzi, S. (2017). “Kinship and Social Archaeology”. Cross-Cultural Research, 51 (2), pp. 172-195. DOI: https://doi.org/10.1177/1069397117691028; Pacifico y Truex, 2019Moratalla Jávega, J. (2004). Organización del territorio y modelos de poblamiento en la Contestania Ibérica. Tesis doctoral, Universitat d’Alacant. Accesible en: http://hdl.handle.net/10045/3751). 

Los estudios del espacio doméstico de la Edad del Hierro Ibérica han permitido concluir que la unidad espacial mínima es el departamento rectangular multifuncional, en ocasiones tabicado para compartimentarlo (Belarte et al., 2009, p. 117Belarte, M. C., Bonet, H. y Sala, F. (2009). “L’espai domèstic i l’organitzaci’o de la societat ibèrica: els territoris de la franja mediterrània”. En: Belarte, M. C. (Ed.). L’espai domèstic i l’organització de la societat a la protohistòria de la Mediterrània occidental (Ier mil·lenni), Arqueo Mediterrània11. Barcelona: Universitat de Barcelona, Institut Català d’Arqueologia Classica, pp. 93-124.). Esta unidad constructiva se empleó en múltiples combinaciones –aislado, en pares, en bloques de varias habitaciones, etc.– y cuando presenta un hogar y no supera los 40 m2 en total puede considerarse con cierto grado de confianza como una vivienda unifamiliar o ‘monocelular’, probablemente ocupada por un hogar conyugal (Grau Mira, 2013, pp. 60-62Grau Mira, I. (2013). “Unidad doméstica, linaje y comunidad: estructura social y su espacio en el mundo ibérico (ss. VI-I a.C.)”. En: Gutiérrez Lloret, S. y Grau Mira, I. (Coords.). De la estructura doméstica al espacio social. Lecturas arqueológicas del uso social del espacio. Alacant: Universitat d’Alacant, pp. 57-76.). Este edificio estándar también albergaba otras funciones complementarias, como instalaciones artesanales, de almacenamiento o rituales. Bajo este esquema general mínimo se despliegan múltiples variedades, de tal manera que apenas encontramos dos viviendas iguales. 

Los ejemplos aquí estudiados, pese a la parquedad de la información sobre las construcciones domésticas, se caracterizan por el tamaño reducido de las viviendas, que se relacionaría con unidades propias de hogares conyugales. Además, el escaso espacio para la vida de la unidad familiar guarda relación con el desarrollo parcial de las actividades y tareas cotidianas en espacios al aire libre, como sugieren los talleres y almacenes al exterior de las casas de La Peña Negra y El Castellar de Librilla. En ocasiones, varios departamentos se yuxtaponen libremente en agregados de varias habitaciones, formando bloques en cada terraza o rellano construido, como el sector II de La Peña Negra o el denominado acrópolis o sector III. Sin embargo, cabe señalar que los espacios añadidos son de funciones especializadas, como el almacenamiento o reunión, sin sobrepasar las superficies específicas de vivienda propias de las unidades monofocales o conyugales (Fig. 3). Aunque ocasionalmente pueden unirse algunas viviendas, nunca forman terrazas abigarradas que constituyan verdaderos barrios compactos.

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Fig. 3. A) Unidades domésticas de El Castellar de Librilla (a partir de Ros, 1989, planos 6 y 7Ros Sala, M. M. (1989). Dinámica urbanística y cultura material del Hierro Antiguo en el valle del Guadalentín. Murcia: Colegio Oficial de Arquitectos de Murcia, Universidad de Murcia.). B) Unidades domésticas de La Peña Negra (Página web institucional de La Peña Negra: https://dprha.ua.es/es/herna/un-habitat-en-terraza.html)

3.2. Los agregados espaciales o barrios

Todos los sitios que se incluyen en esta tipología de asentamientos se emplazan sobre amplios cerros, con superficies totales que en ocasiones superan las 50 ha. Eso no quiere decir que la superficie ocupada por las edificaciones sea de estas dimensiones, pues los soportes topográficos son por lo general muy rugosos y con amplias zonas de pronunciadas pendientes que constituyen áreas inhabitables. Las superficies están cruzadas por vaguadas y cárcavas que parcelan el solar del poblado en rellanos y zonas aplanadas de carácter discontinuo. Ros considera que quizás en la fase III de El Castellar pudo establecerse una pequeña ordenación con algunas alineaciones de viviendas enfrentadas y la planificación de alguna calle como ordenamiento urbanístico (Ros, 1989, p. 163Ros Sala, M. M. (1989). Dinámica urbanística y cultura material del Hierro Antiguo en el valle del Guadalentín. Murcia: Colegio Oficial de Arquitectos de Murcia, Universidad de Murcia.), pero en ningún caso contamos con una planificación orgánica del asentamiento.

La selección de estos sitios debió atender a esta contingencia y por tanto las comunidades que decidieron desplegar sus estrategias habitacionales en estos cerros ya tuvieron en cuenta la naturaleza fragmentada del espacio. Dicho de otro modo, aunque el solar topográfico condicionó el modelo constructivo no impidió la formalización de los esquemas operativos, pues de otro modo no se hubiesen emplazado en estos cerros y se hubiesen escogido rellanos y mesetas aplanados que permitieran un caserío compacto, como muestran otro tipo de enclaves. Nos hemos aproximado a esta morfología del solar habitado a partir del análisis topográfico mediante refinados modelos digitales del terreno, obtenidos con datos LiDAR producidos según los protocolos habituales que permiten, entre otros, el análisis de la inclinación del terreno (Fig. 4) (Grau Mira, 2021, pp. 40-43Grau Mira, I. (2021). Cuaderno de arqueología del paisaje. Introducción al análisis espacial de las sociedades del pasado. Alacant: Servicio de Publicaciones Universitat d’Alacant.). El propósito era evidenciar el carácter fragmentado del terreno ocupado.

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Fig. 4. Modelos de pendientes con inclinación en grados, obtenidos mediante MDT, de los cuatro asentamientos analizados. Sobre ellos se señalan las áreas residenciales que se encuentran separadas por terrenos de topografía quebrada. A: El Castellar de Librilla; B: La Peña Negra; C: La Sierra de Santa Ana; D: El Tossal del Morquí.

Los resultados muestran un patrón claro de agregación de diversos centros que, sin embargo, no se integran orgánicamente en caseríos que faciliten la interacción intensa entre los vecindarios. La existencia de estas laderas pronunciadas supone un claro obstáculo para el establecimiento de construcciones y la circulación en el interior del sitio. Más bien se escoge una pauta de proximidad, pero manteniendo las distancias entre los diferentes agregados residenciales.

Los sitios mejor conocidos, como La Peña Negra y, en menor medida, El Castellar de Librilla, muestran diferencias formales y funcionales entre unos barrios y otros. Estas características constructivas reforzarían las diferencias entre sus habitantes a partir de las prácticas domésticas y económicas, que constituirían la base de su organización social. Por ejemplo, se ha señalado la existencia de un barrio artesanal vinculado con población fenicia en el sector VII de La Peña Negra (Lorrio et al., 2020, p. 527Lorrio Alvarado, J., Pernas García, S., Trelis Martí, J., Tejerina, D. y Olmedo, G. (2020). “Peña Negra (Crevillent, Alicante): La ciudad orientalizante de Herna y su territorio”. En: Celestino Pérez, S. y Rodríguez González, E. (Coords.). Un viaje entre el Oriente y el Occidente del Mediterráneo: IX Congreso Internacional de Estudios Fenicios y Púnicos, 22-6 de octubre de 2018, Mérida (Extremadura, España). Mérida: Instituto de Arqueología de Mérida, pp. 521-540.) mientras que el sector III se trata de un complejo residencial que destaca por la capacidad de almacenaje relacionado con la producción agraria (Lorrio et al., 2020, pp. 527-528Lorrio Alvarado, J., Pernas García, S., Trelis Martí, J., Tejerina, D. y Olmedo, G. (2020). “Peña Negra (Crevillent, Alicante): La ciudad orientalizante de Herna y su territorio”. En: Celestino Pérez, S. y Rodríguez González, E. (Coords.). Un viaje entre el Oriente y el Occidente del Mediterráneo: IX Congreso Internacional de Estudios Fenicios y Púnicos, 22-6 de octubre de 2018, Mérida (Extremadura, España). Mérida: Instituto de Arqueología de Mérida, pp. 521-540.).

Las plantas construidas de los asentamientos en las plataformas disgregadas de las colinas se adhieren al urbanismo de densidad media y caracterizado por conjuntos de viviendas misceláneos. Esos diseños urbanos consisten en agregados aleatorios dispersos y ampliamente espaciados de edificios que forman vecindarios independientes separados por espacios abiertos o caminos sinuosos.

Esta trama urbana está muy en consonancia con los principios cognaticios, sin ningún acuerdo social estricto y duradero, y responde al ciclo de ampliación o reducción de las unidades domésticas a través de dinámicas de construcción/demolición. La base común de las viviendas neolocales aisladas, la gran variedad de sus diseños y sus arreglos informales serían indicativos de bilocalidad (Ensor, 2013aEnsor, B. E. (2013a). The Archaeology of Kinship: Advancing Interpretation and Contributions to Theory. Arizona: The University of Arizona Press., 2021Ensor, B. E. (2021). The Not Very Patrilocal European Neolithic. Strontium, aDNA, and Archaeological Kinship Analyses. Oxford: Archaeopress Archaeology.; Blanco y Grau, e. p.Blanco González, A. y Grau Mira, I. (en prensa). “Kinship Practices and House Societies: Socio-political Entanglements in the Iberian Iron Age (450-300 BC)”. En: Ensor, B. y Souvatzi, S. (Eds.). Prehistoric Kinship. Cambridge: Cambridge University Press.). Sus diseños espaciales maleables y fluidos se alejan de los poblados protohistóricos formados por caseríos continuos y amalgamados, de trazados orgánicos y estrictamente planificados que responden a los principios de descendencia unilineal. Traemos a colación estos ejemplos como claro contraste.

Por ejemplo, en algunos casos de la Protohistoria de Iberia el ethos isonómico y comunal se destaca mediante la disposición de casas, similares en tamaño y equipamientos domésticos, en un diseño en forma de abanico con paredes colindantes y entradas abiertas a un callejón o patio central. Esta ocurrencia coincide con el esquema virilocal que se plasma en aldeas campesinas a nuestro parecer patriclánicas o multipatrilineales como las que caracterizan el área ibérica de la actual Cataluña, con ejemplos como La Moleta del Remei (Alcanar, Tarragona) o El Vilars d’Arbeca (Lleida) (Blanco González, 2020, pp. 313-315Blanco González, A. (2020). “Sociedades «germánicas». El Bajo Ebro en la primera Edad del Hierro”. En: Díaz del Río, P., Lillios, K. T. y Sastre Prats, I. (Eds.). The matter of prehistory: papers in honor of Antonio Gilman Guillén. Madrid: CSIC, pp. 307-321.) (Figs. 5A y 5B).

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Fig. 5. Plantas de asentamientos protohistóricos agregados A) La Moleta del Remei (Alcanar, Tarragona) (a partir de Garcia Rubert, 2004, fig. 5Garcia Rubert, D. (2004). “El plantejament urbanístic i defensiu del poblat de la Moleta del Remei (Alcanar, Montsià) durant el primer Ferro”. Revista d’Arqueologia de Ponent, 14, pp. 179-200.); B) Els Vilars d’Arbeca (Lleida) (a partir de GIP 2005, fig. 1GIP (2005). “Dos hogares orientalizantes de la fortaleza de Els Vilars (Arbeca, Lleida)”. En: Jiménez-Ávila, F. J. y Celestino, S. (Coords.). El período orientalizante. Actas del III simposio Internacional de Arqueología de Mérida, Protohistoria del Mediterráneo Occidental. Mérida: CSIC, vol. 1, pp. 651-667.); C: Puente Tablas (Jaén) (a partir de Ruiz y Molinos, 2007, figs. 35 y 36Ruiz Rodríguez, A. y Molinos Molinos, M. (2007). Iberos en Jaén. Jaén: CAAI.).

También las aglomeraciones urbanas más grandes presentaban arreglos patrilocales formales, como el ya citado oppidum de Puente Tablas (Ruiz y Molinos, 1993Ruiz Rodríguez, A. y Molinos Molinos, M. (1993). Los iberos. Análisis arqueológico de un proceso histórico. Barcelona: Crítica., 2007, pp. 144-150Ruiz Rodríguez, A. y Molinos Molinos, M. (2007). Iberos en Jaén. Jaén: CAAI.). En este caso una amplia meseta estaba densamente ocupada por edificios múltiples y bloques muy compactos separados por calles ortogonales (Fig. 5C). El caserío adquirió una forma constructiva definida por la articulación social, con el palacio aislado, las manzanas con las viviendas de aristócratas de segundo orden de mayores dimensiones, con materiales constructivos de mayor calidad y mayor acumulación de riqueza. El resto de espacios domésticos, de menor tamaño y con módulos previamente fijados, albergarían unidades familiares relacionadas directamente con el linaje a través de un modelo de servidumbre que fomentaba la clientela. Las manzanas alargadas albergaban plausiblemente grupos de descendencia patrilocal de parientes o asociaciones patronímicas más laxas de vecinos o clientes. En todo caso, dentro de estos barrios formales, las edificaciones eran diversas en tamaño, calidad constructiva o contenidos domésticos e incluso espacios especializados –algunos exhiben patios interiores y despensas o corrales (Ruiz y Molinos, 2007, pp. 144-150Ruiz Rodríguez, A. y Molinos Molinos, M. (2007). Iberos en Jaén. Jaén: CAAI.; Ruiz et al., 2011, p. 262Ruiz Rodríguez, A., Rísquez Cuenca, C. y Molinos, M. (2011). “Túmulos, linajes y clientes: la construcción del paisaje funerario aristocrático en el Sur de la península ibérica”. En: Naso, A. (Ed.). Tumuli e sepolture monumentali nella protostoria europea. Atti del convegno internazionale Celano, 21-24 settembre 2000. Mainz, pp. 261-276.)–. La lectura del ordenamiento espacial y arquitectónico de los casos citados en términos de prácticas patrilocales y patrilineales está respaldada por abundante evidencia etnohistórica mediterránea contrastada con fuentes escritas de la época preclásica (Schloen, 2001Schloen, J. D. (2001). The House of the Father as Fact and Symbol. Patrimonialism in Ugarit and the Ancient Near East. Winona Lake: Brill.; González-Ruibal y Ruiz-Gálvez, 2016González Ruibal, A. y Ruiz-Gálvez Priego, M. (2016). “House Societies in the Ancient Mediterranean (2000-500 BC). Journal of World Prehistory, 29 (4), pp. 383-437. DOI: https://doi.org/10.1007/s10963-016-9098-8.; Relaki y Driessen, 2020Relaki, M. y Driessen, J. (2020). OIKOS. Archaeological Approaches to House Societies in the Bronze Age Aegean. Louvain: Presses universitaires de Louvain.).

4. DISCUSIÓN: LAS DIFERENTES REALIDADES URBANAS Y SOCIALES EN LA PROTOHISTORIA DE IBERIA

4.1. Semejanzas y diferencias

El conocimiento de los asentamientos protohistóricos del área mediterránea de la península ibérica y las propuestas de ordenación social han tenido una especial incidencia en la conceptualización del oppidum como modelo definitorio y particular del proceso de urbanización. Sin embargo, pensamos que este importante alcance en la investigación ha tenido como consecuencia un efecto generalizador de las diferentes realidades urbanas y ha tendido a enfatizarse la similitud de los oppida y no a explicar sus notables diferencias. Y cuando se ha abordado el ejercicio de comparación de los modelos urbanos, se ha atendido principalmente las diferencias de tamaño y los procesos de centralización (Ruiz Rodríguez, 2008, pp. 814-822Ruiz Rodríguez, A. (2008). “Iberos”. En: Gracia, F. (Coord.). De Iberia a Hispania. Barcelona: Ariel, pp. 734-844.). En estas líneas queremos completar estas perspectivas adentrándonos en el análisis de las estructuras definidas y relacionándolas con aspectos socioeconómicos.

Respecto a la semejanza del modelo urbano polinuclear aquí estudiado con otros esquemas, se deben enfatizar las cuestiones de escala de población y la existencia de unas pocas obras colectivas. Por lo que respecta a los habitantes, los modelos prevalentes de organización comunitaria de Iberia en el período aquí analizado sugieren que una población superior a varios centenares requería de estructuras relativamente complejas de organización social para mantener la cohesión comunitaria (Belarte et al., 2019, pp. 16-17Belarte, M. C., Noguera, J., Plana-Mallart, R. y Sanmartí, J. (2019). “On the notion of the city and its relevance for the study of western Mediterranean Protohistory”. En: Belarte, M. C., Noguera, J., Plana-Mallart, R. y Sanmartí, J. (Eds.). Urbanization in Iberia and Mediterranean Gaul in the first millennium BC. Tarragona: Institut Català d’Arqueologia Clàssica, pp. 11-18.). En ese marco se acomodan perfectamente un buen número de centros urbanos protohistóricos desde sus etapas iniciales.

Un segundo rasgo coincidente es la existencia de un mínimo nivel de organización colectiva, destinado a satisfacer las necesidades comunales básicas. Se pueden encontrar indicios de tales acciones colectivas básicas en la construcción de fortificaciones para satisfacer las necesidades de defensa y seguridad. También estos esfuerzos colectivos se evidencian en las obras de aterrazamiento, que en ocasiones son la única evidencia de trabajo cooperativo superior a la unidad doméstica, sin que implique una agregación duradera de las viviendas según un esquema rígido. Más allá de estos elementos de organización colectiva urbana, el diseño de asentamiento generalmente desordenado no muestra indicaciones claras de un lugar centralizado o público. Hasta el momento, la evidencia arqueológica no muestra que los asentamientos aquí analizados dispusieran de un centro público, un espacio central de agregación de la comunidad.

4.2. La organización social y el parentesco como base de la flexibilidad

En las sociedades premodernas el parentesco, real o metafórico, estructura las relaciones sociales, así como la pertenencia a los diferentes grupos corporativos, y proporciona los motivos para la organización de modos de producción y de redistribución (Wilk y Ashmore, 1988Wilk, R. R. y Ashmore, W. (1988). Household and Community in the Mesoamerican Past. Alburquerque: University New Mexico Press.; Peregrine, 2001, p. 44Peregrine, P. (2001). “Matrilocality, corporate strategy, and the organization of production in the Chacoan World”. American Antiquity, 66 (1), pp. 36-46. DOI: https://doi.org/10.2307/2694316; Ensor, 2013b, pp. 56 y 120Ensor, B. E. (2013b). Crafting Prehispanic Maya Kinship. Tuscaloosa: The University of Alabama Press.; Souvatzi, 2008Souvatzi, S. (2008). A Social Archaeology of Households in Neolithic Greece. An Anthropological Approach. Cambridge: Cambridge University Press.). Generalmente, las sociedades cuya descendencia es unilineal, es decir, basada en patrilinajes y matrilinajes presenta unas estructuras mucho más rígidas, pues la pertenencia a una línea de descendencia no se negocia, sino que se adquiere por nacimiento (Ensor, 2013aEnsor, B. E. (2013a). The Archaeology of Kinship: Advancing Interpretation and Contributions to Theory. Arizona: The University of Arizona Press.). Sin embargo, con la descendencia bilateral las personas tienen y pueden negociar su pertenencia a un grupo u otro, o cambiar su membresía con el tiempo. También pueden pertenecer a más de uno simultáneamente, y por tanto tienen derecho a utilizar ambas líneas ascendentes para transmitir derechos y bienes, lo que las convierte en estructuras mucho más flexibles. Además, ambos cónyuges pueden pertenecer al mismo grupo corporativo que compite con el resto a través de la demostración de riqueza y poder con ceremonias, bailes y fiestas (Ensor, 2013a, p. 152Ensor, B. E. (2013a). The Archaeology of Kinship: Advancing Interpretation and Contributions to Theory. Arizona: The University of Arizona Press.; 2013b, pp. 32-33Ensor, B. E. (2013b). Crafting Prehispanic Maya Kinship. Tuscaloosa: The University of Alabama Press.).

Por tanto, a diferencia de los modelos jerárquicos mucho más rígidos, la propuesta de una organización heterárquica ofrece la posibilidad de una mayor flexibilidad en todas las estructuras sociales. Sin esta flexibilidad, ampliable a todos los ámbitos, no podríamos hablar de una heterarquía, por ello es plausible plantear este tipo de modelo de descendencia bilateral asociado a la estructura política maleable propia de las comunidades del sureste peninsular.

4.3. Flexibilidad, heterarquía y múltiples poderes económicos

Los aspectos de diferenciación que podemos encontrar entre los diversos modelos de estructuración socioespacial hacen referencia al modelo económico. Autores como B. Ensor o S. Souvatzi defienden que, en las sociedades tradicionales, el parentesco es el que proporciona los motivos para organizar tanto los diversos modos de producción y distribución, como la reproducción social, a través de la creación de redes de alianzas, las estrategias matrimoniales o las ceremonias. Es decir, lejos de ser una estructura autónoma, el parentesco coordina las relaciones sociales y económicas fomentando la cohesión (Ensor, 2013bEnsor, B. E. (2013b). Crafting Prehispanic Maya Kinship. Tuscaloosa: The University of Alabama Press.; Souvatzi, 2017Souvatzi, S. (2017). “Kinship and Social Archaeology”. Cross-Cultural Research, 51 (2), pp. 172-195. DOI: https://doi.org/10.1177/1069397117691028).

Esta flexibilidad en las estructuras de poder que presentan los modelos heterárquicos se materializa en diversos grupos de poder compitiendo en el marco de una economía descentralizada, en el sentido de que existen diversas estrategias de producción y distribución operando al mismo tiempo y controladas por diversos grupos. La expresión espacial de este funcionamiento sería la existencia de las diversas agregaciones en las que se despliegan diversas estrategias. En el caso mejor conocido de La Peña Negra encontramos la diversidad funcional de barrios controlando artesanías especializadas, como en el sector VII, también llamado barrio fenicio, o bien concentrando importantes excedentes agrarios, especialmente vino envasado en ánforas y grano en los trojes, en el sector III, o incluso el control de las prácticas especializadas de carácter ritual en el sector IIW (Lorrio et al., 2020Lorrio Alvarado, J., Pernas García, S., Trelis Martí, J., Tejerina, D. y Olmedo, G. (2020). “Peña Negra (Crevillent, Alicante): La ciudad orientalizante de Herna y su territorio”. En: Celestino Pérez, S. y Rodríguez González, E. (Coords.). Un viaje entre el Oriente y el Occidente del Mediterráneo: IX Congreso Internacional de Estudios Fenicios y Púnicos, 22-6 de octubre de 2018, Mérida (Extremadura, España). Mérida: Instituto de Arqueología de Mérida, pp. 521-540.). Nos encontramos una estructura constituida por redes socioespaciales de poder que se superponen y se intersectan (Mann, 1991, p. 14Mann, M. (1991). Las fuentes del poder social, II. Madrid: Alianza Editorial.) y es a partir de estas tramas como se estructura la sociedad. En función de la intensidad de cada una de las fuentes de poder y del control que se tenga de ellas, las estructuras sociales adquieren formas variadas. Así, un mayor control de las diversas fuentes de poder permitiría un mayor control social. Tal sería el caso de las sociedades de carácter más jerarquizado, donde el segmento aristocrático controla todos los resortes, frente a la distribución más diversificada de los focos de poder que proponemos en nuestro caso de estudio. En definitiva, podemos observar cómo los diferentes modelos de organización sociopolítica están sujetos al control de la generación de recursos, su explotación, producción, transformación y distribución (Mann, 1991, p. 45Mann, M. (1991). Las fuentes del poder social, II. Madrid: Alianza Editorial.). El modo de producción y distribución determinaría, por tanto, la base a partir de la cual se desarrollan los procesos sociales, políticos y simbólicos (Harris, 1979Harris, M. (1979). Cultural Materialism: The Struggle for a Science of Culture. New York: Random House.).

5. VALORACIONES FINALES

Por diversas razones, fundamentalmente el crecimiento de la producción y el desarrollo de los intercambios interregionales en un contexto expansivo, las poblaciones protohistóricas del sureste de Iberia se fueron concentrando en núcleos agregados situados en posiciones estratégicas de la región. La suma de unidades sociales ofreció nuevos estímulos para la creación y desarrollo de estructuras organizativas a través de la agregación de flujos de información, capital, personas y recursos, contribuyendo así a la formación de nuevas formas de comunidad y al desarrollo de la complejidad. Esta dinámica se inició en el Bronce Final, amparada por las relaciones de intercambio entre zonas de la península ibérica y se incrementó tras los contactos con los comerciantes fenicios desde finales del siglo VIII a. n. e.

Es inevitable pensar en la diferente forma de estructurar y planificar estos asentamientos estudiados cuando los parangonamos con otros cercanos y coetáneos, con rasgos culturales y morfológicos completamente diferentes. En los casos de estudio en los que se han podido identificar agregados de casas, separados unos de otros y dispuestos de manera aleatoria aprovechando las terrazas construidas para salvar las dificultades topográficas, no mantienen un ordenamiento rígido y una planificación orgánica del asentamiento, a pesar del uso de estructuras arquitectónicas rectangulares. Tal es el caso de la comparación de La Peña Negra con su sucesor de El Oral (San Fulgencio, Alacant), a partir de finales del s. VI a. n. e. Este último presenta una ordenación regular y una estructura planificada, con agrupaciones de viviendas compartiendo paredes medianiles y adosadas a un lienzo de muralla y que difieren completamente de la ordenación dispersa y polinuclear de los asentamientos planteados aquí.

Los rasgos definidos a lo largo de esta propuesta justificarían unas fórmulas de organización social diferentes, basadas en la dispersión espacial y funcional de barrios y en la extrema flexibilidad en las agregaciones de las unidades domésticas. Frente a las estructuras rígidas, la flexibilidad, frente a los adosados compactos en un tupido caserío, los agregados difusos en varias concentraciones próximas. Estos aspectos habría que relacionarlos con el establecimiento de varias unidades sociales que serían el reflejo de una trama social diversa en la que el poder económico y político se estructura en diversas fuentes y se encuentra en continua negociación. Ello haría plausible que existieran pautas de neolocalidad por las que las nuevas unidades domésticas optaran por agregarse a cada uno de los múltiples núcleos del asentamiento, eligiendo la afiliación materna o paterna indistintamente.

De igual manera, la organización heterárquica y flexible con un patrón bilateral de descendencia quedaría reflejado en los espacios de enterramiento. Aunque no es nuestro objeto de análisis, queremos señalar que la estructura de las necrópolis correspondientes a los asentamientos aquí presentados, como Les Moreres de La Peña Negra, Collado y Pinar de Santa Ana o El Morquí, se caracterizan por un esquema organizativo policéntrico, con diversas tumbas equiparables que ordenan el espacio, similar al que observamos en los espacios de hábitat. En todas ellas contamos con estructuras tumulares de mayores o menores dimensiones que son los focos que organizan el espacio funerario acogiendo a su alrededor tumbas de parientes y afines relacionados. De nuevo frente a la referencia de un único linaje, esta estructura espacial más bien remitiría a diferentes grupos corporativos en el seno de la comunidad. Además, al menos en Les Moreres, que cuenta con análisis antropológicos, tanto hombres como mujeres parecen haber sido enterrados mediante patrones funerarios similares y en algunos casos formando tumbas de pareja (González Prats, 2002González Prats, A. (2002). La necrópolis de cremación de Les Moreres (Crevillente, Alicante, España) siglos IX-VIII a.C.). Alacant: Servicio de Publicaciones Universitat d’Alacant.). Este hecho nos conectaría con el patrón de descendencia bilateral en el que ambos sexos son transmisores de derechos y bienes y generan discursos simbólicos de poder. Es el mismo esquema organizativo que caracterizó los espacios funerarios de las fases históricas siguientes (Grau y Comino, 2021Grau Mira, I. y Comino Comino, A. (2021). “Mujeres en los modelos sociales y las estructuras de poder del sureste de Iberia (siglos V-IV a.n.e.): una lectura desde los espacios funerarios”. Trabajos de Prehistoria, 78 (2), pp. 309-324. DOI: https://doi.org/10.3989/tp.2021.12278.).

La organización polinuclear de manera agregada y flexible que se inició a finales del Bronce Final y que cobró importancia a inicios del Hierro Antiguo no quedó ahí, sino que significó la génesis de un modelo de poblamiento que fue evolucionando y desarrollándose en otros asentamientos durante el Ibérico Antiguo y Pleno de la región. En nuestra opinión, con el paso del tiempo, se reafirmó esta trayectoria social hacia las formas de organización heterárquica y corporativa plasmada en los agregados domésticos (Grau y Vives-Ferrándiz, 2018Grau Mira, I. y Vives-Ferrándiz Sánchez, J. (2018). “Entre casas y comunidades: formas de organización y relación social en el área oriental de la península ibérica”. En: Rodríguez Díaz, A., Pavón Soldevila, I. y Duque Espino, D. M. (Eds.). Más allá de las casas. Cáceres: Servicio de Publicaciones Universidad de Extremadura, pp. 73-110.). Posiblemente estas dinámicas fueron facilitadas por la flexibilidad que ofrece la descendencia bilateral para formalizar diferentes grupos corporativos y la diversificación del poder económico y político. De ese modo se configuró un modelo social sensiblemente diferente del que muestran las dinámicas de otras regiones de Iberia y sobre el que convendrá continuar avanzando.

DECLARACIÓN DE CONFLICTO DE INTERESES

Los autores declaran que no tienen intereses económicos ni relaciones personales que pudieran haber influido en el trabajo presentado en este artículo.

AGRADECIMIENTOS

Queremos expresar nuestro agradecimiento a los revisores anónimos por las correcciones y sugerencias para mejorar nuestro manuscrito, al equipo editorial de TP por la excelente labor desempeñada y a nuestro colega Antonio Blanco González por la inspiración de buena parte de nuestras ideas sobre la arqueología del parentesco.

FUENTES DE FINANCIACIÓN

Esta investigación ha sido financiada por una “Ayuda para formación de profesorado universitario (FPU18/05102)” concedida a RSQG.

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